lunes, 24 de enero de 2011

Sunset Park

"Es pronto, las siete y pocos minutos, temprano para un domingo en cualquier caso, y Alice y Bing siguen durmiendo en sus respectivas camas de la planta alta, pero como de costumbre ella está despierta desde las primeras luces, aunque en realidad no puede hablarse de luz en esta mañana gris, saturada de niebla. No recuerdas la última vez que logró dormir seis horas enteras, seis horas seguidas sin despertarse por una pesadilla o descubrimiento que se le habían abierto los ojos al amanecer, y es consciente de que esas alteraciones del sueño son mala señal, un aviso inequívoco de que van a presentarse problemas, pero a pesar de que su madre no se cansa de decírselo, no quiere volver con el tratamiento. Tomarse una de esas pastillas es como ingerir una pequeña dosis de muerte. Una vez que se empieza con esas cosas, la vida diaria se convierte en un régimen anestesiante de olvido y confusión, y no hay momento en que una no se sienta como si tuviera la cabeza rellena de bolas de algodón y tacos de papel. No quiere cerrar las puertas a la vida sólo por seguir viviendo. Quiere tener los sentidos despiertos, pensar cosas que no se le vayan de la cabeza en el momento en que se le ocurran, sentirse viva en todas las circunstancias en que antes se sentía viva. Los ataques de nervios ya están fuera del orden del día. Ya no puede permitirse el lujo de rendirse, pero a pesar de sus esfuerzos por mantenerse firme en el momento presente, en su interior va creciendo de nuevo la presión, y empieza a sentir las punzadas del pánico de siempre, el nudo en la garganta, la sangre corriendo con demasiada rapidez por sus venas, el corazón encogido y el frenético ritmo del pulso. Miedo sin objeto, tal como el doctor Burnham se lo describió una vez. No, dice ahora para sí: miedo a morir sin haber vivido."

Extraído de "Sunset Park" de Paul Auster. Ed. Anagrama

2 comentarios:

Fernando López Mateo dijo...

Aparte de este texto, ¿qué tal está el libro con relación al resto de su obra? ¿Recomendable?

Sergio H dijo...

En la línea de Auster sin ser su mejor novela. Recomendable... para mí sí.

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