martes, 1 de septiembre de 2009

Nocilla Dream

"Nadie imaginó que cuando abrieran una de las dos puertas de la parte trasera del remolque, se encontrarían con un hombre muerto en lo más alto de las cajas, tumbado boca abajo y con la espalda a ras de techo. La puerta derecha, abierta, sólo dejaba ver la cintura y las piernas, que quedaron medio colgando en el vacío. Cuando abrieron la puerta izquierda, que permanecía cerrada y ocultaba la cara y parte del tronco, el cadáver se les vino encima. Con un sonido como de huevo estrellado y hueco dio contra el suelo. Es un mejicano, dijo Humberto palideciendo, ¡Hay que llamar a Inmigración! Todos guardaron silencio unos segundos. Murió de asfixia, seguro, murmuró otro. Para no perder la mercancía, decidieron mezclar entre las otras cajas aquellas sobre las que había yacido el joven mejicano, para decir después que las habían tirado y evitar así las manías y escrúpulos de futuros compradores. Si suponemos que el cuerpo del joven malogrado poseía las medidas del estándar universal, 1.75 metros de altura por 0.5 metros de ancho, tenemos una superficie de 0.875 m2 de alubias que, dispersa, anda por el mundo llevando saliva, sudor, lágrimas, orina y excrecencias de aquel que sobre ella consiguió pasar la frontera. Un nuevo cuerpo en negativo, un doble devaluado, repartido en escaparates, fruterías, cestas de la compra, estómagos y ollas. Un mapa roto de 0.875 m2 del cual quizá algún fragmento haya regresado a casa: hay una tienda de productos solidarios en Salt Lake City que periódicamente envía partidas de legumbres a los lugares más empobrecidos de México".

Extraído de " Nocilla Dream" de "Agustín Fernández Mallo". Ed. Candaya

1 comentarios:

Esquimal dijo...

Es un libro genial.

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