viernes, 4 de enero de 2008

La Noche del Oráculo

"Era la segunda conversación desconcertante que manteníamos en dieciocho horas. Una vez más, Grace había insinuado algo que se negaba a nombrar, una especie de agitación interior que parecía suscitarle problemas de conciencia y que a mí me dejaba confuso y en la oscuridad, sin saber cómo averiguar lo que pasaba. Y sin embargo qué tierna se mostraba aquella noche, con qué alegría aceptaba mis insignificantes cuidados, lo feliz que estaba de tenerme sentado junto a ella en la cama. Después de todo lo que habíamos pasado juntos a lo largo del último año, después de toda la perseverancia y serenidad de que había hecho gala durante mi larga enfermedad, parecía imposible que alguna vez hiciera algo que pudiera decepcionarme. Y si lo hacía, yo era lo suficientemente estúpido y lo bastante fiel como para no hacer caso. Quería seguir casado con ella durante el resto de mi vida, y si Grace había dado un patinazo en algún momento o hecho algo de lo que no estaba orgullosa, ¿qué importancia podría tener eso a largo plazo?. Juzgarla no era cosa mía. Yo era su marido, no un comisario de alguna policía moral, y tenía la firme intención de permanecer a su lado pasara lo que pasara. Sólo sigue queriéndome. Eran unas instrucciones fáciles de cumplir, y a menos que decidiera cancelarlas en una fecha futura, yo pensaba obedecerlas hasta el final".

Extraído de "La Noche del Oráculo" de Paul Auster. Ed. Anagrama

0 comentarios:

Publicar un comentario