Siendo profundos admiradores de Teenage Fanclub, como cabe de esperar, todo van a ser buenas palabras para "Shadows", último disco (por el momento) en sus más de veinte años de carrera.
Aunque ya hayan pasado cinco años desde su último trabajo "Man-Made", cuando leímos la noticia de que por fin editaban un nuevo trabajo y pudimos escuchar esa obra maestra titulada "Baby Lee", nos embargó una profunda alegría y una especie de renovado estado de bienestar general. Como si todo volviese a la normalidad, como si nos hubiera faltado algo en los últimos tiempos.
Una vez degustado y saboreado por completo las doce canciones de "Shadows", unas más que otras por supuesto ("Baby Lee", "The Fall", "Dark Clouds" o "The Past" principalmente) a la cabeza regresan innumerables situaciones vividas con sus melodías; la primera vez que los vimos en directo, Primavera Sound de 2.003 en el Poble Espanyol; fundir el "Grand Prix", de tantas escuchas; hacer fotocopias en color de la portada de "Songs from Northern Britain"; o escuchar doscientas cincuenta veces seguidas la mítica "It's All in My Mind" con el cuerpo totalmente estremecido y con lágrimas descendiendo lentamente por las mejillas.
Aunque ya hayan pasado cinco años desde su último trabajo "Man-Made", cuando leímos la noticia de que por fin editaban un nuevo trabajo y pudimos escuchar esa obra maestra titulada "Baby Lee", nos embargó una profunda alegría y una especie de renovado estado de bienestar general. Como si todo volviese a la normalidad, como si nos hubiera faltado algo en los últimos tiempos.
Una vez degustado y saboreado por completo las doce canciones de "Shadows", unas más que otras por supuesto ("Baby Lee", "The Fall", "Dark Clouds" o "The Past" principalmente) a la cabeza regresan innumerables situaciones vividas con sus melodías; la primera vez que los vimos en directo, Primavera Sound de 2.003 en el Poble Espanyol; fundir el "Grand Prix", de tantas escuchas; hacer fotocopias en color de la portada de "Songs from Northern Britain"; o escuchar doscientas cincuenta veces seguidas la mítica "It's All in My Mind" con el cuerpo totalmente estremecido y con lágrimas descendiendo lentamente por las mejillas.
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