jueves, 27 de septiembre de 2012

Esperanza: Una Tragedia

"Las últimas palabras del rabino Akiva (al que los romanos envolvieron en una Torá antes de pegarle fuego) fueron: "Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno."
"Menuda patochada", pensó Kugel mientras recorría los pasillos del supermercado. Montaigne escribió sobre quienes afrontaron sus ejecuciones con humor, no con el dramatismo y la estrechez de miras de la perspectiva humana, sino con la humorística y omnisciente actitud divina. "En honor a la parca, seré parco", dijo un condenado al horca cuando lo invitaron a pronunciar sus últimas palabras. Otro condenado, ante la insistencia de un cura para que encomendara su alma a Dios, dijo: "Lo haré en cuanto lo vea".
En su lecho de muerte, a Voltaire le pidieron que repudiara al demonio. "¿Os parece el mejor momento para hacer enemistades?", preguntó Voltaire.
"Caballeros -dijo un tal George Melon-, están a punto de ver un melon frito"
Muy bueno.
Un Kugel a la brasa.
Pero ¿envuelto en una Torá? ¿Quemado en vida?
¿Qué tal un punto de rabia, Akiva? ¿Qué tal si te saltas la plegaria a Dios en los cielos y dices algo sobe las barbaridades de sus fieles en la Tierra?
¿Qué tal un "que os den por culo"?
¿O un "que o den por culo, hijos de puta"?
Kugel dejó el carrito de la compra a una lado del pasillo de las verduras, sacó su libreta de "Últimas palabras" y apuntó aquellas:
QUE OS DEN POR CULO, HIJOS DE PUTA.
Lo subrayó.
No estaba nada mal."

Extraído de "Esperanza: una tragedia" de Shalom Auslander. Ed. Blackie Books

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