miércoles, 20 de enero de 2010

Invisible

"Era la primera oportunidad que tenías de manifestar a Gwyn cuánto la querías, de decirle lo bella que te parecía, de introducirle la lengua en la boca y besarla de la forma en que durante meses habías soñado. Temblabas al quitarte la ropa, te estremecías de la cabeza a los pies cuando te metiste en la cama y sentiste cómo se cerraban sus brazos en torno a ti. La habitación estaba a oscuras, pero distinguías vagamente el destello en los ojos de tu hermana, el contorno de su rostro, la silueta de su cuerpo, y cuando te introdujiste bajo las sábanas y sentiste su desnudez, el cuerpo desnudo de tu hermana de quince años apretándose contra tu carne desnuda, tuviste un escalofrío, te quedaste casi sin respiración por la avalancha de sensaciones que te invadía. Permanecisteis varios momentos uno en brazos del otro, las piernas entrelazadas, las mejillas juntas, demasiado sobrecogidos para hacer otra cosa que aferraros el uno al otro y confiar en que no estallaríais de puro terror. Finalmente, Gwyn empezó a pasarte las manos por la espalda, te rozó la cara con los labios y luego te besó, con fuerza, con una agresividad que no te esperabas, y cuando su lengua entró en tu boca como un relámpago, comprendiste que no había nada mejor en el mundo que te besaran de la forma en que ella lo estaba haciendo, que aquello era sin discusión la única y más importante justificación de estar vivo."

Extraído de "Invisible" de "Paul Auster". Ed. Anagrama

2 comentarios:

desconvencida dijo...

¿Qué tal es el libro? Creo que es el primero de Auster que no he ido a comprar nada más salir, lo estoy demorando hasta saber qué tal...

Sergio H dijo...

Pues, pues...

Digamos que cuesta bastante engancharse a él, pero vamos, Auster es Auster.

Pero me ha gustado

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