Una vez que me he tragado las dos temporadas y los seis primeros capítulos de la tercera ya me siento con ganas de escribir sobre Perdidos (Lost). Creo que recordaré las pasadas navidades por las sesiones de inactividad viendo capítulos y capítulos de Perdidos sin talento alguno. La adicción que produce esta serie es innegable y no soy el único al que le ha costado apagar el deuvedé y echarse a dormir. Una serie de culto que estamos deseosos de que siga alimentando nuestra imaginación. Impagables son los flashback en los que se mezclan personajes, detalles casi inapreciables como que en un cartón de leche de la iniciativa Dharma aparezca la cara de Walt, que tres de los personajes tengan apellido de pensadores empiristas, Locke, Rousseau y Hume, y que los dichosos números 4 - 8 - 15 - 16 - 23 - y 42 aparezcan en todo momento y a todas horas. Como crítica (y así fastidio al/la que no lo sepa) que la palme Libby, creo que hubiera dado mucho juego. Tenemos Perdidos para rato.
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4 comentarios:
Qué razón tienes, es la serie más adictiva que he visto jamás, aunque la segunda temporada me dejó un poco frío después del impacto de la primera. El vicio todavía no me puede como para empezar a ver la tercera. Aunque si de verdad promete....
Promete y te descoloca mucho más (aunque alguna cosa se va aclarando)
Oye, y has visto los de la tercera en inglés?
Sí, el vicio lo puede todo.
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