"Fíjate en un crío, un niño. En cuanto aprende a andar medianamente bien, lo menten en un colegio mientras tiene el cerebro todavía tierno y se le meten en la cabeza: le dicen que su país es el país. Si vive en México, México es el país. Es difícil ganarse las alubias, pero el futuro traerá algo mejor. Si vive en Brasil, vale, Brasil, qué demonios crees que van a decirle: ¿las Bermudas? Necesitan su trabajo. Alemania equivale a Alemania. Rusia significa Rusia. Pese a la ideología mundial... Rusia aspira a ser la cabeza, el resto sólo las patas... De la misma manera que nosotros aspiramos, por medio del control monetario de otras industrias nacionales... Les ofrecemos su libertad permitiéndoles que trabajen para nosotros. Pero vamos a dejar esto de lado un rato. Volvamos al granujilla. El clavo que estamos clavando a fondo, que terminará en un garito de tres al cuarto babeando ante un espejo mientras se pregunta adónde fue. A continuación, la Iglesia lo agarra del tierno culo y le habla del Hombre en las Alturas. Amigo mío, eso es aterrador. La mayoría tenemos que seguirles la corriente.., exclusivamente a comisión bajo cuerda..., pero encima de la mesa ponemos las cartas boca arriba y lo llamamos fe. Pues bien, ese niño, ese chaval, tío, ese pedazo de mortadela ya está a la intemperie donde lo tienen aturdido, sin apenas la mejor oportunidad..., está, francamente, fuera del área de la paz por completo: su lealtad ha sido confirmada y tiene el espíritu encarrilado hacia donde se supone que debe dirigirse. (Puedes pegarle un tiro a una barracuda entre los ojos y no se irá al infierno porque no sabe dónde está ni qué es el infierno. Por otra parte, nos las hemos apañado bien. Con elegancia. A tomar por culo.)"
Extraído de “Ausencia del héroe” de Bukowski. Ed. Anagrama