Despido con cierta tristeza una de las series que me ha acompañado los últimos meses. "A dos metros bajo tierra" narra la vida de la familia Fisher, propietaria de una funeraria en Los Ángeles, siempre bajo la perspectiva del tratamiento de la vida y la muerte en sus múltiples facetas, desde los trágicos (e incluso cómicos) fatales desenlaces, hasta el modo de ser abordada por las distintas religiones. El hilo argumental permite acabar cogiendo cariño a todos los miembros de la desequilibrada familia Fisher. Todos abren sus vidas al espectador mostrando sus rarezas, bajezas, miedos e inquietudes. Todos tienen algo que ocultar y al mismo tiempo mucho que enseñar. Nathaniel, Ruth, Nathaniel Junior, David y Claire se hacen de querer e incluso en algún momento hasta se llegan a odiar (como me sucedió en más de una ocasión con la familia Díaz y Chenowith). Además del argumento, el elenco de actores, tanto principales como secundarios, es magnífico. Una serie altamente recomendable, que junto con Los Soprano, tiene uno de los mejores finales posibles para una serie de televisión.
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1 comentarios:
Qué casualidad, yo también estoy con esta serie, aunque estoy atascado en la cuarta temporada
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