"- ¿Y por qué no puedo ser templario?
- Hoy suena como una secta.
Derrotado suspiró.
- ¿Y si nos vamos a comer pasta china? -acabó proponiendo mi aspirante a la orden del Temple.
- Excelente idea.
Mientras comíamos, intenté contarle Los reyes malditos. Lo más difícil de explicar fue la elección del Papa.
- Eso no ha cambiado en absoluto. Se sigue convocando un cónclave, los cardenales siguen encerrándose juntos...
Arrastrada por el tema, no le ahorré ningún detalle. Él me escuchaba sorbiendo sus fideos. Al final de mi exposición, le pregunté:
- ¿En el fondo, qué opinan del Papa los japoneses?
Habitualmente, cuando le hacía una pregunta a Rinri, reflexionaba antes de contestar. Esta vez, en cambio, no reflexionó ni un segundo y dijo:
- Nada.
Lo enunció con una voz tan neutra que me puse a reír. Ni rastro de insolencia en su tono tajante, sólo la constatación de una evidencia.
Desde entonces, cada vez que veo a un Papa en televisión, pienso: 'Ahí está ese sobre el que ciento veinticinco millones de japoneses no piensan nada', frase que siempre me produce ganas de reír."
- Hoy suena como una secta.
Derrotado suspiró.
- ¿Y si nos vamos a comer pasta china? -acabó proponiendo mi aspirante a la orden del Temple.
- Excelente idea.
Mientras comíamos, intenté contarle Los reyes malditos. Lo más difícil de explicar fue la elección del Papa.
- Eso no ha cambiado en absoluto. Se sigue convocando un cónclave, los cardenales siguen encerrándose juntos...
Arrastrada por el tema, no le ahorré ningún detalle. Él me escuchaba sorbiendo sus fideos. Al final de mi exposición, le pregunté:
- ¿En el fondo, qué opinan del Papa los japoneses?
Habitualmente, cuando le hacía una pregunta a Rinri, reflexionaba antes de contestar. Esta vez, en cambio, no reflexionó ni un segundo y dijo:
- Nada.
Lo enunció con una voz tan neutra que me puse a reír. Ni rastro de insolencia en su tono tajante, sólo la constatación de una evidencia.
Desde entonces, cada vez que veo a un Papa en televisión, pienso: 'Ahí está ese sobre el que ciento veinticinco millones de japoneses no piensan nada', frase que siempre me produce ganas de reír."
Extraído de " Ni de Eva ni de Adán" de "Amélie Nothomb". Ed. Anagrama
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