"Caí en la cuenta de que ya estaba enfrente de mi pensión, pero cuando me disponía a entrar vi luz en mi ventana y miré adentro. Carson y Shipkey estaban sentados a la mesa junto a alguien que yo no conocía. Estaban jugando a las cartas y, en el centro, tenían una jarra de vino enorme. Carson y Shipkey eran pintores, pero no eran capaces de decidir a quién preferían como modelo a seguir, si a Salvador Dalí o a Rockwell Kent; y mientras se decantaban por una opción u otra continuaban trabajando en los astilleros.
A continuación, vi a un hombre muy quieto sentado en el borde de la cama. Tenía bigote y perilla, y me resultaba conocido. Creía recordar su cara. Yo había visto esa cara antes, quizá en un libro, en un periódico o en una película. Comencé a hacer cábalas y, entonces, me acordé."
Extraído de "Secuelas de una larguísima nota de rechazo" de Charles Bukowski. Ilustraciones de Thomas M. Müller. Ed. Nórdica
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