"- Un momento, le he dado el anillo de bienvenida a la Cabaña. Pero ¿quién es éste?
Este eres TÚ. Pero ella no sabe nada de ti. Ni siquiera TÚ sabes muy bien cómo eres.
- Es más guapo que tú. Es que no me explico. Yo pensaba que acabarías como Charles, con ese mostacho y esa mata de pelo de oro. Y te pareces más a Bill, el gordo caracono con perilla. O incluso a Tom.
No entornes los ojos. No es difícil ser más guapo que el Revisor. El revisor, ya lo sabes, sería el equivalente humano a la belleza helénica de un armadillo. O de un ornitorrinco.
- Joder, mamá. Ni que tú te parecieras a Susan.
- Tienes razón, cariñete, la belleza está en el interior.
Sí, claro, en el interior de las discotecas de zona alta. En el interior de los coches de más de tres millones. En el interior de los catálogos de América Apparel.
- ¿Y a quién se parecería tu nuevo amiguito? -La sonrisa de la mujer es como la del agente de la Stassi que ha descubierto un ruidito en aquel armario.
Efectivamente, tu nueva familia demente clasifica a los seres humanos según las tarjetitas del ¿Quién es Quién? Toda la humanidad son caras de un tablero. Todas las caras del universo se reducen a ese mazo de tarjetitas y a ese saco de nombres yanquis.
- ¿Ya le has explicado lo que hacemos hoy cada año?
- No mamá. Todavía no.
Si quieres saber lo que vas a hacer hoy, y quizá tal día como hoy cada año durante el resto de tus días, pasa a la página 66.
Extraído de "La cápsula del tiempo" de "Miqui Otero. Ed. Blackie Books.
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