"No: si por algo merece ser admirada la japonesa -y merece serlo- es porque no se suicida. Conspiran contra su ideal desde su más tierna infancia. Moldean su cerebro: "Si a los veinticinco años todavía no te has casado, tendrás una buena razón para sentirte avergonzada", "si sonríes perderás tu distinción", "si tu rostro expresa algún sentimiento, te convertirás en una persona vulgar", "si mencionas la existencia de un solo pelo sobre tu cuerpo, te convertirás en un ser inmundo", "si, en público, un muchacho te da un beso en la mejilla, eres una puta", "si disfrutas comiendo, eres una cerda", "si dormir te produce placer, eres una vaca", etc. Estos preceptos resultan anecdóticos si no la emprendieran también con la mente."
Extraído de "Estupor y temblores" de Amélie Nothomb. Ed. Anagrama
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