Despido otra fantástica serie que me ha estado acompañando los últimos meses. Junto con Los Soprano y Lost, The Wire es una de las mejores series de televisión jamás rodada. Una trama crítica con la sociedad estadounidense en general, y los poderes fácticos en particular, a través de una visión realista de las calles de Baltimore. La corrupción política, el fracaso del sistema educacional, la manipulación de los medios de comunicación, la permisividad en las aduanas, el poder de los narcotraficantes, todo ello desde la perspectiva del trabajo diario de la Brigada de Homicidios, Antidroga y Crímenes Especiales de Baltimore. McNulthy, Bunk, Daniels, Kima, Freamon, Carver, el inútil de Herc... capítulo tras capítulo, y así un total de sesenta, tratarán de encerrar a los narcos Barksdale, Stringer Bell o Marlo Stanfield, que a su vez tendrán que lidiar con el tremendo y carismático Omar Little. Una serie que airea la más cruda realidad norteamericana, esa que se intenta ocultar a la opinión pública internacional, pero que está ahí latente. Esa en la que la droga, las armas y la miseria convive con rascacielos y barras y estrellas. Esa en la que un niño por nacer a una hora concreta en el lugar equivocado, y además ser negro, tiene garantizado su futuro en prisión, siempre y cuando llegue hasta la mayoría de edad.
Una serie fantástica que también se puede extrapolar, en muchos sentidos y con matices, a nuestras fronteras, al tener presente el mamoneo de la clase política que nos rodea, un sistema educativo que día a día va deshumanizándose más en favor de resultados y estadísticas, a la escasa coordinación de los distintos cuerpos policiales, a la presión que ejercen grupos sociales como la iglesia, la complicada inserción de determinados grupos socioculturales, las dificultades que se encuentra el sistema judicial y así un largo etcétera.
No es que la recomiende, directamente considero imperdonable perdérsela.
Una serie fantástica que también se puede extrapolar, en muchos sentidos y con matices, a nuestras fronteras, al tener presente el mamoneo de la clase política que nos rodea, un sistema educativo que día a día va deshumanizándose más en favor de resultados y estadísticas, a la escasa coordinación de los distintos cuerpos policiales, a la presión que ejercen grupos sociales como la iglesia, la complicada inserción de determinados grupos socioculturales, las dificultades que se encuentra el sistema judicial y así un largo etcétera.
No es que la recomiende, directamente considero imperdonable perdérsela.
2 comentarios:
La primera temporada es de impacto, y las demás (me faltan cuarta y quinta) no desmerecen.
Coincido en todo. Un 10
Es fantástica, una serie seria y real, que además te hace pensar y reflexionar.
La quinta temporada además es altamente adictiva.
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