"El tullido era una especie de enano deforme con un hermoso rostro demasiado grande en el que resplandecían unos enormes ojos castaños.
- ¿No lo ves, Sal? Es un Tom Snark mexicano de San Antonio. Es igual en todas partes. ¿Ves cómo le pegan en el culo con el taco? ¡Ja, ja, ja! Escucha cómo se ríen. ¿Ves?, quiere ganar, ha apostado algo. ¡Fíjate! ¡Fíjate! -Y vimos cómo el enano angélico apuntaba cuidadosamente. Falló. Los otros se rieron mucho-. Fíjate, tío -dijo Dean-, ¡fíjate bien! -Habían agarrado al chico por el cuello y lo estaban zarandeando en broma. Chillaba. Se alejó orgullosamente y se sumergió en la noche pero no sin antes lanzar una mirada avergonzada, dulce-. Tío, cómo me gustaría saber cosas de ese chaval, lo que piensa, con qué chicas anda..., tío, este aire me pone alto. -Salimos y paseamos por varias calles oscuras y misteriosas. Muchas caras se escondían detrás de pequeños jardines que eran todo verdor, casi una jungla; vimos fugazmente a chicas con chicos entre los arbustos-. Nunca había estado en este loco San Antonio. Imagínate lo que será México. ¡Vámonos! ¡Vámonos! -Corrimos de regreso al hospital. Stan estaba listo y dijo que se encontraba mucho mejor. Le echamos el brazo por encima del hombro y le contamos todo lo que habíamos hecho".
Extraído de “En el camino” de Jack Kerouac. Ed. Anagrama
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