"La biografía de una persona es igual a lo que tiene, sumado a lo que más quiere en el mundo, menos aquello que realmente está dispuesta a sacrificar para conseguirlo. Si descubres esas tres cosas de una persona lo sabrás prácticamente todo sobre ella. Los números fraccionarios son los gestos negativos con la cabeza, los tics faciales o los movimientos que realizan con los dedos sin darse cuenta, y si reparas en ellos todos encajan.
Yo sacaba lo justo de los chicos de mi bloque para comprarme algún que otro refresco, una chocolatina o una revista. Ganar más era absurdo porque se lo acababan quedando las bandas. Merodeaban junto a la tienda a la hora del patio para ver cuánto se gastaba cada cual. Si querías comprar algo, tenías que pagarles. Yo les pagaba y ellos me dejaban en paz. Luego practicaba cortes y mezclas a una mano, empalmes y otras maniobras, siempre en la celda, para no acabar haciéndolo en la enfermería, y guardaba los demás talegos en el calcetín para cuando saliera. Aparte de los trucos de cartas, hacía lo posible para pasar inadvertido. Tal vez eso era lo que intentaba Jeremy, pasar inadvertido, ser invisible".
Extraído de "Manual del contorsionista" de "Craig Clevenger". Ed. Alpha Decay
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